Ana Lopez Pariente, Head of Marketing and Business Development en Galicia Mexico
Seamos sinceros: el sector legal en 2025 no solo está evolucionando, se está reinventando desde la raíz cada día, y las apuestas nunca han sido tan altas. Tras 34 años en el sector legal y de estrategia, 19 como abogada y 15 aprendiendo constantemente sobre estrategias institucionales de desarrollo de negocios, marketing y sostenibilidad al más alto nivel, puedo decirlo con certeza: el viejo manual ya no sirve. Los títulos y credenciales ya no bastan. Hoy, se trata de atrevernos y de desarrollar una alta capacidad de adaptación.
Los tiempos actuales en nuestra profesión exigen audacia, visión y una enorme capacidad para crear tendencias. Cada lunes por la mañana en la junta de mi área les hago esta pregunta: ¿Estamos listas para marcar el ritmo o solo seguirlo? Las firmas legales enfrentan ahora una convergencia de competencia implacable, volatilidad económica y una revolución tecnológica. Las expectativas de los clientes y la complejidad de los retos son mayores cada día. Nuestra única ventaja es qué tanto nos atrevemos a reinventarnos.
La IA y la innovación digital no solo significan eficiencia operativa, son clave para profundizar la confianza y forjar nuevas conexiones con los clientes, pero también presentan riesgos y retos. Transformarnos tecnológicamente nos permite redefinir la experiencia del cliente manteniendo y fortaleciendo las relaciones humanas.
La tecnología es muy poderosa, pero el verdadero poder está en usarla para profundizar la confianza y humanizar la experiencia. Díganme una sola persona a la que le guste “hablar por teléfono” con una máquina… no existe.
Hoy los clientes esperan más que un resultado positivo puntual, quieren un aliado estratégico. Como parte de un equipo de BD & Marketing que ha sido reconocido con premios muy relevantes, he visto un cambio sísmico: la excelencia es ahora solo el punto de partida. Es un “given”. El verdadero diferenciador es anticipar necesidades y crear valor antes de que te lo pidan. Quienes debemos agregar valor a un trabajo que ya de por sí es de un altísimo nivel de excelencia, somos nosotros. Vaya reto.
Hoy en día me apasionan las firmas que utilizan su cultura como el pilar de su oferta de servicios y parte de su diferenciador.
La cultura no es solo una palabra de moda, es el pegamento que retiene al mejor talento y a los clientes más leales. En un mundo de movimientos laterales constantes, la cultura es un arma secreta. Es lo que hace que colaboradores de alto nivel se queden o sean atraídos a otras firmas y que los jóvenes quieran hacer carrera en ellas, pero es algo que hace que tus clientes confíen en los equipos legales no solo sus asuntos más complejos, sino que desarrollen una verdadera y duradera relación profesional y personal.
Siempre estoy pensando cuál será nuestro siguiente paso como equipo. Sí, lo sé, díganme loca, pero me apasiona lo que hago y, aun y cuando una campaña, contenido o herramienta tecnológica sea un éxito, siempre estoy pensando cómo mejorarla y, sobre todo, cómo hacer las cosas de forma diferente. Estudio lo que llama mi atención de los mercados y de ahí empiezo de cero con mucha creatividad y gracias a una identidad clara.
En lo personal creo que la tradición sin innovación es estancamiento y la innovación sin propósito nos lleva a la frustración y al burnout. Un liderazgo real exige ambos.
Creo que lo que define el liderazgo de equipos de BD, Marketing y Comunicación de toda firma visionaria es nuestra capacidad para:
1. Redefinir constantemente el posicionamiento utilizando big data
2. Elevar la experiencia del cliente combinando tecnología de punta con una visión humana auténtica
3. Construir una cultura que honre la tradición, pero que no tenga miedo de innovar
4. Mantenerse actualizados, y anticipar necesidades antes de que sean expresadas, ir varios pasos adelante
5. Mantenerse ágiles, listos para recalibrar estrategia y mensajes conforme evoluciona el entorno, y
6. Humildad para reconocer lo que si funciona y lo que no
El futuro no se trata de desechar lo que nos hace líderes en mercados muy competitivos, sino de evolucionar esas fortalezas en realidades en constante cambio.
Las firmas que prosperen no serán las que copien cada tendencia que otros crean, sino las que elijan el cambio con discernimiento, marcando el ritmo con una identidad clara.
A lo largo de los años he aprendido que el verdadero diferenciador no es un plan de negocio estático ni una plataforma tecnológica de última generación, que sin duda son importantes, sino que los son la autenticidad y la convicción con la vivimos nuestra vida y con la que lideramos.
Así que, a cada profesional de desarrollo de negocios, marketing y comunicación lo invitaría a cuestionarse: ¿Cuál será tu legado en donde sea que te encuentres hoy? ¿Cómo vas a moldear el camino de tu firma, no solo por rentabilidad, sino por un significado duradero?
Me gusta pensar que somos arquitectos de una industria legal que sea, no solo más ágil e innovadora, sino también más humana y con principios. Construyamos equipos con profesionales que compartan esa pasión por lo que hacemos.
Aprendamos a liderar cada día con empatía, abracemos el cambio y motivemos a quienes nos rodean a descubrir todo su potencial y siempre ir más allá. El futuro de las firmas legales se escribe todos los días y lo definirán quienes se atrevan a reinventarse, actúen con integridad y lideren con corazón, visión y buen humor.
En lo personal, creo que los caminos se nos presentan para disfrutar el viaje y no para llegar a un destino. Nuestro mayor crecimiento no viene de correr hacia la meta, sino de aceptar los retos, aprender en cada paso y mantenernos fieles a nosotros mismos y sobre todo a mirar al miedo a los ojos, porque cuando lo hacemos, desaparece.
Cada mañana muy temprano, me recuerdo que es el viaje, con todas sus satisfacciones y retos diarios y sus giros y vueltas, lo que enriquece nuestras vidas y nos define, por lo menos así lo veo yo. Caminar cada día con propósito y convicción es como dejaremos un legado digno de ser heredado.